Daniel se muestra convencido de que es imprescindible acceder cuanto antes al montacargas, llegar a la otra plataforma y comprobar el estado de las “mandarinas” (barcazas de salvamento) con las que piensan escapar, ya que la operación de fuga es complicada y el tiempo apremia. Una vez más, gracias a la ayuda de Anna, él y Jota lograrán introducirse en los conductos de ventilación y acceder al elevador, pero allí se encontrará con problemas imprevistos y algo más inquietante: se dan cuanta de que allí hay alguien más.
Mientras tanto, en la cárcel, una de las reclusas da a luz a un niño de forma inesperada durante un paseo rutinario en el patio. Los embarazos en La Torre no están permitidos y la enfermería está equipada para atender sólo intervenciones sencillas. Además, la reclusa no ha protagonizado ningún vis a vis durante los dos últimos años, lo que hace aumentar la sospecha de que el padre es un funcionario. Ante el escándalo, Graus no parará hasta descubrir quién es el responsable.
Entretanto, prosiguen las tensiones entre los reclusos y las luchas internas de las mafias por el control de la droga. Tyson ya ha marcado su territorio.
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