Las huellas de nadie
Un angustioso correo electrónico llegado a la redacción de Cuarto Milenio es el comienzo de esta historia. En el envío aparecían unas misteriosas huellas humanas en la nevada azotea de la casa de la remitente. Según ella nadie podía acceder allí. Un equipo del programa encabezado por Paloma Navarrete y Sol Blanco-Soler investigan que o quien dejó estas inquietantes huellas. “Cuando nevó, subí a la terraza para hacer fotos y enseñar a mi marido como estaba Frada. Cuando subí no vi las pisadas, solo las vi cuando pasé al otro lado de la terraza, me quedé sorprendida porque no puede subir nadie, está demasiado alta”, ha dicho la propietaria de la vivienda. Días más tarde, “estaba en la cama, con la luz encendida y parecía que había alguien flotando debajo de esta luz porque había una sombra en mi cama”. Aunque los fenómenos dejaron de sucederse, a los meses volvió a ocurrir otro misterio: “Estaba con una niña que estaba jugando y yo estaba cosiendo. En un momento, la niña se fue a la terraza y empezó a chillar y corrió hacia mí. Empezó a gritar que he visto a un fantasma”, ha asegurado sobre la experiencia vivida con un familiar. “En la casa se notaba una energía distinta en diferentes zonas. Nada más entrar se notaban algunos campos magnéticos estaba alterado y la energía cambiaba, unos valores inauditos”, ha asegurado la psicóloga Paloma Navarrete sobre la casa en la que estaban sucediendo fenómenos paranormales.”Hay un foco muy importante en la terraza. Cerca de la barandilla, donde se inician las huellas, en una esquina… eso era una locura”, ha sentenciado. “Veo un hombre que entra y me cuenta que custodia una tumba. Se llamaba Pedro Villalta Cetrán e iba a una iglesia que estaba cerca de la casa, y me cuenta que su amada está enterrada en esa tumba y que él guarda esa tumba. Dio el nombre de ella, Celia. Él no sabía que Celia estaba muerta, ni él tampoco. Cuando le convencí
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