MORIR POR UN SELFIE
Los datos son escalofriantes. España ocupa el cuarto puesto en el ranking de muertes por selfies, por detrás de India, Rusia y Estados Unidos. El recuento comenzó a hacerse en 2014 y desde entonces parece que estas muertes han sido una especie de contagio. ‘Cuarto Milenio’ ha relatado algunas de estas muertes que perseguían conseguir una foto que nadie tenía. Las muertes por hacerse selfies derivan de ese deseo de inmortalidad, de desafiar al peligro y de querer imitar a los demás. Quienes arriesgan su vida por hacerse una foto lo expanden por las redes y eso provoca un efecto amplificador. Esto ha generado una auténtica competición global para ver quién consigue arriesgar más su vida. ‘Cuarto Milenio’ ha analizado algunos de estos casos que han derivado en tragedia.
EL ZOO HUMANO
Ota Benga era un pigmeo de la etnia bambuti que vivía en la selva tropical del Congo, país que pertenecía a Leopoldo II de Bélgica. Este rey buscaba materias primas allí y para ello utilizaba a la Force Publique. Sus miembros encontraron la población donde vivía Ota y mataron a todos menos a él, que se encontraba cazando en ese momento. Fue capturado por una caravana de esclavistas, hasta que apareció Samuel Phillips Verner, que buscaba pigmeos para la Exposición Universal de St. Louis. Compró a Ota y se lo llevó a Estados Unidos. Después de la Exposición, Ota Benga terminó en una jaula del zoo, exhibido como un animal salvaje.
NOTICIAS CUARTO MILENIO
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