Sergi, el ex marido de Lucía, va a recibir un premio por la labor que ha desempeñado dentro del mundo de las finanzas, en el que todos le consideran una eminencia. Diego no tiene demasiadas ganas de asistir al homenaje pero, finalmente, acepta. Por su parte Santiago y el resto de los habituales de la taberna, empiezan a alarmar a Diego, diciéndole que la invitación de Sergi persigue un único objetivo: ponerle en evidencia delante de Lucía, así ella se dará cuenta de que ha cambiado a un hombre galardonado por un simple jamonero. Para colmo de males, el Rey en persona va a asistir al acto, con lo que a Diego empiezan a entrarle serias dudas acerca de si podrá estar a la altura de la situación.
Marcos intenta no enamorarse de Eva, pero le resulta imposible, ya que tiene que convivir con ella. Diego, que nota a su primogénito raro y evasivo, quiere averiguar qué le ocurre y piensa en Eva como la mejor persona para obtener esta información. Tras las presiones de la chica, Marcos confiesa que le gusta alguien, pero disimula diciendo que se trata de una compañera nueva de clase. A partir de ese momento, Eva intenta emparejar a Marcos con la recién llegada y le aconseja cómo debe proceder para conseguirlo, sin embargo, lo único que consigue con sus consejos es que el amor de Marcos crezca aún más.
Teté, como buena preadolescente, se ha convertido en la fan desaforada de un conocido cantante. La admiración que siente por su ídolo es tal que empieza tener problemas con su familia, puesto que todos se quedan sorprendidos al verla en la televisión tirándose al cuello de éste. Además, la niña ha engañado a Lucía diciéndole que va a pasar la noche en casa de una amiga, mientras que su verdadera intención es ir al hotel de su ídolo. Para escarmentar a la cría, Lucía rompe las entradas del concierto al que Teté quería asistir y ésta, enfadada, pone fin a la buena relación que hasta el momento mantenía con su madre.
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